viernes, 21 de diciembre de 2012

Perros en vez de médicos

Diagnóstico por el olor

beagle macho de 2 años cuyo nombre no se ha hecho saber
No he podido resistirme, y aunque se aleje un poco de los contenidos de este blog, hoy traigo a colación una curiosidad realmente original. A un equipo de investigadores holandeses, no se si estimulados en su imaginación por los recortes que allí también se aplican, o vencidos por una oculta ternura a los caninos, se les ha ocurrido la genial idea de utilizar el agudo olfato de un perro, en lugar de los test clásicos de laboratorio para detectar a los pacientes con infección por Clostridium difficile.

No me lo invento. El estudio se ha publicado en el BMJ (Bomers MK, et al. Using a dog’s superior olfactory sensitivity to identify Clostridium difficile in stools and patients: proof of principle study BMJ 2012; 345:e7396) y consistió en hacer oler a un perro previamente entrenado (un beagle macho de 2 años cuyo nombre no se ha hecho saber) las muestras de heces de varios pacientes infectados por C. difficile, así como las de otros pacientes sin infección (estudio de casos y control). Después, contentos con los resultados conseguidos (no se equivocó ni una sola vez: sensibilidad y especificidad 100%), probaron a ver si el perro era capaz de detectar a los enfermos infectados en rondas de paseo por las habitaciones de los dos hospitales participantes. Aunque aquí bajó algo su efectividad (sensibilidad 83%, especificidad 98 %), los resultados fueron también magníficos. No sabemos si el perro se tensaba en una muestra, como los de caza, señalando con su cuerpo inmóvil la presencia de un enfermo o simplemente se limitaba a menear el rabo, que en esos detalles no se ha entrado. Pero el caso es que superó en rapidez y precisión a cualquier prueba convencional.

El problema de las infecciones por C. difficile en los hospitales ha aumentado en los últimos años asociada principalmente al incremento del consumo de antibióticos. Produce la denominada “enterocolitis pseudomenbranosa” y su incidencia media en Europa se ha establecido en 4,1 casos por cada 10.000 ingresos hospitalarios, aunque en USA parece que esta cifra es bastante más alta, lo que ha tenido reflejo incluso en unas mayores tasas de mortalidad por esa causa (de 5,7 ha pasado a 24,5 fallecimientos por cada millón de habitantes). Varias sociedades científicas tienen guías específicas para minimizar el impacto de estas infecciones en los centros sanitarios. Entre las principales medidas está la rápida identificación de los enfermos para poner aplicar las medidas de control y el tratamiento necesario para prevenir su transmisión. Y en rapidez, desde luego, nadie ha ganado a nuestro beagle macho de 2 años cuyo nombre no se ha hecho saber.

Yo trabajo en un Servicio de Medicina Preventiva, entre cuyas misiones está, precisamente, la de establecer la vigilancia y control de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria. Para 2013 voy a solicitar al Jefe de Servicio la adquisición de esta nueva tecnología sanitaria, sin duda de poco coste y absolutamente avalada, como veis, por la evidencia científica. Con la diversión anticipada y la inquietud de un niño, ya puedo imaginarme paseando tranquilo un perro beagle macho de 2 años todas las mañanas por los pasillos del hospital. Se parará la gente a acariciarlo y haré amigos en todas las plantas. Le pondré nombre. Por su tarea ingrata de cribar el olor de las heces quizá le caiga el de algún político. 

1 comentario:

  1. JAJAJAJA. Desde luego este blog no tiene desperdicio. FELICIDADES!!!!.
    Muy buena reseña! Ya lo imagino todo …”Doctor Perrez, diagnósticos difíciles”... “Me han tratado como a un perro”... “Que vienen los de Preventiva a echarme los perros”.., “Estos de Preventiva, siempre metiendo las narices en todo”…”Con esta enfermedad me espera una vida muy perra”…” Esta enfermedad es dura de roer”…”Voy a pasar más hambre que un perro”…”Me ha visitado un médico perroflauta”… y otras variantes.

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