Diagnóstico por el olor
beagle macho de 2 años cuyo nombre no se ha hecho saber |
No he podido resistirme, y aunque
se aleje un poco de los contenidos de este blog, hoy traigo a colación una
curiosidad realmente original. A un equipo de investigadores holandeses, no se
si estimulados en su imaginación por los recortes que allí también se aplican,
o vencidos por una oculta ternura a los caninos, se les ha ocurrido la genial
idea de utilizar el agudo olfato de un perro, en lugar de los test clásicos de laboratorio
para detectar a los pacientes con infección por Clostridium difficile.
No me lo invento. El estudio se
ha publicado en el BMJ (Bomers
MK, et al. Using a dog’s superior
olfactory sensitivity to identify Clostridium difficile in stools and patients:
proof of principle study BMJ 2012; 345:e7396) y consistió en hacer oler a
un perro previamente entrenado (un beagle macho de 2 años cuyo nombre no
se ha hecho saber) las muestras de heces de varios pacientes infectados por C. difficile, así como las de otros pacientes sin infección (estudio de casos
y control). Después, contentos con los resultados conseguidos (no se equivocó
ni una sola vez: sensibilidad y especificidad 100%), probaron a ver si el perro
era capaz de detectar a los enfermos infectados en rondas de paseo por las habitaciones
de los dos hospitales participantes. Aunque
aquí bajó algo su efectividad (sensibilidad 83%, especificidad 98 %), los
resultados fueron también magníficos. No sabemos si el perro se tensaba en una muestra,
como los de caza, señalando con su cuerpo inmóvil la presencia de un enfermo o simplemente se limitaba a
menear el rabo, que en esos detalles no se ha entrado. Pero el caso es que superó en rapidez y precisión a cualquier
prueba convencional.
El problema de las infecciones por C. difficile
en los hospitales ha aumentado en los últimos años asociada principalmente al
incremento del consumo de antibióticos. Produce la denominada “enterocolitis
pseudomenbranosa” y su incidencia
media en Europa se ha establecido en 4,1 casos por cada 10.000 ingresos
hospitalarios, aunque en USA parece que esta cifra es bastante más alta, lo que
ha tenido reflejo incluso en unas mayores tasas de
mortalidad por esa causa (de 5,7 ha pasado a 24,5 fallecimientos por cada
millón de habitantes). Varias sociedades científicas tienen guías
específicas para minimizar el impacto de estas infecciones en los centros
sanitarios. Entre las principales medidas está la rápida identificación de los
enfermos para poner aplicar las medidas de control y el tratamiento necesario para
prevenir su transmisión. Y en rapidez, desde luego, nadie ha ganado a nuestro beagle
macho de 2 años cuyo nombre no se ha hecho saber.
Yo trabajo en un Servicio de Medicina Preventiva, entre
cuyas misiones está, precisamente, la de establecer la vigilancia y control de las infecciones
asociadas a la asistencia sanitaria. Para 2013 voy a solicitar al Jefe de Servicio
la adquisición de esta nueva tecnología sanitaria, sin duda de poco coste y absolutamente avalada, como veis, por
la evidencia científica. Con la diversión anticipada y la inquietud de un niño,
ya puedo imaginarme paseando tranquilo un perro beagle macho de 2 años todas
las mañanas por los pasillos del hospital. Se parará la gente a acariciarlo y
haré amigos en todas las plantas. Le pondré nombre. Por su tarea ingrata de
cribar el olor de las heces quizá le caiga el de algún político.
JAJAJAJA. Desde luego este blog no tiene desperdicio. FELICIDADES!!!!.
ResponderEliminarMuy buena reseña! Ya lo imagino todo …”Doctor Perrez, diagnósticos difíciles”... “Me han tratado como a un perro”... “Que vienen los de Preventiva a echarme los perros”.., “Estos de Preventiva, siempre metiendo las narices en todo”…”Con esta enfermedad me espera una vida muy perra”…” Esta enfermedad es dura de roer”…”Voy a pasar más hambre que un perro”…”Me ha visitado un médico perroflauta”… y otras variantes.