... o de como informamos a los pacientes
Me han quitado mi golosina... |
En el reverso de una encuesta enviada para
comprobar su grado de satisfacción con la asistencia recibida, un hombre de 77
años anotaba con renglón titubeante el siguiente comentario: “estoy muy agradecido a todos porque me han
tratado muy bien, pero lo peor es que me he operado de próstata y no me dijeron
que después no iba a poder disfrutar del ‘seso’…”, dando a entender que si
se lo hubieran advertido debidamente, corriendo se hubiera operado. La anécdota, absolutamente verídica, es
interesante porque ilustra de forma sencilla y directa una contradicción que
puede estar dándose en nuestro sistema sanitario, no sabemos en qué medida:
proporcionar muy satisfactoriamente unos servicios que de saber sus
consecuencias los pacientes dudarían si dejarse prestar o no.
Y todo esto tiene que ver, ni más ni menos, que con
el derecho que los pacientes tienen –tenemos- a conocer toda la información
sobre cualquier actuación en el ámbito de nuestra salud y a decidir libremente
entre las opciones clínicas disponibles, derechos ambos reconocidos en la Leybásica 41/2002 reguladora de la autonomía del paciente y de los derechos yobligaciones en materia de información y documentación clínica. Obviamente en
el caso que nos ocupa, los médicos y resto de profesionales, a los que nuestro
paciente agradecía su atención, no le dijeron o no supieron transmitirle
adecuadamente que una de las secuelas que puede aparecer con relativa
frecuencia tras una prostatectomía es la impotencia sexual. También cabría la
posibilidad de que no consideraran necesario insistir mucho sobre ese riesgo:
total, 77 años, ¿le importan todavía esas licencias a alguien de esa edad…?
Sea como fuere, por omisión, falta de eficacia,
descuido o por paternalismo indebido, el resultado fue el mismo: nuestro
hombre, muy a su pesar, no se alegrará con una erección espontánea en lo que le
quede de vida. No se pudo comprobar, las encuestas son anónimas, si al paciente
le dieron e hicieron firmar el documento de consentimiento informado, documento
en el que debe detallarse por escrito las principales características y riesgos de los procedimientos o
intervenciones a las que van a ser sometidos los pacientes y donde éstos dan su
consentimiento mediante firma. Casi pondría la mano en el fuego a que sí lo
hicieron, porque nuestros profesionales suelen cumplir con esta obligación, aunque
no sea más que por evitar luego problemas ante posibles demandas. El dato no
vendría sino a corroborar que este derecho a ser informado y consentir por
escrito en determinados casos como el de las intervenciones quirúrgicas,
igualmente recogido en la ley mencionada anteriormente, se está convirtiendo la
mayoría de las veces en un mero trámite burocrático cuyo principal fin no es
garantizar la autonomía de la voluntad de las personas, sino salvaguardar las
formas legales. ¡Existen documentos de consentimiento informado para las
ecografías prenatales!, procedimiento que no entraña ningún riesgo ni para el
feto ni para la madre. Pero
así, las madres se dan por enteradas que con esa técnica solo se puede detectar
el 60 % de las anomalías fetales existentes. Por si las moscas…
La información es uno de los puntos débiles de
nuestro sistema sanitario. Así lo reflejan los pacientes en las encuestas. Los
médicos, por su parte, reclaman, no sin razón, más tiempo para poder informar
adecuadamente y también más apoyo por parte de la administración ante los casos
de demandas de pacientes. La sensación actual en estos casos es la de estar en la más absoluta intemperie.
Quizá se necesite también más formación, sobre todo en temas relacionados con
las habilidades de comunicación de nuestros profesionales. La información es la
calve de la relación médico-paciente y por tanto debe ser un tema prioritario
en el que tenemos que trabajar todos para mejorar la calidad de nuestro sistema
sanitario. Y también, por supuesto,
porque, como se ha visto, el sexo no tiene edad y, en el futuro, yo tampoco
quisiera renunciar a esa dulce golosina sin previo aviso.
Felicidades por el blog! Que bueno poder leerlo al fin! ..que me he dado o me han dado un respiro en mis tareas diarias..
ResponderEliminarDefinitivamente la información adecuada y oportuna no tiene precio. Cuando tenemos un problema de salud lo que mas deseamos es tener todas las herramientas posibles de decisión y confianza en la atención a recibir. Por eso es una gran responsabilidad el estar al otro lado de la mesa , leer, informarse y tener toda la paciencia y habilidad para transmitir esa información al paciente ..claro esto parece que esta mas alla de nuestra "labor" cientifico tecnica ..pero olvidamos que antes que nada somos HUMANOS...